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Mi historia en esta boda inicia desde las 7 am. en Piura, tenía que reunirme con el resto del equipo de trabajo para viajar temprano hacia Máncora. En esta oportunidad acompañé a un buen amigo, Patrick Llempén, quien también es fotógrafo de bodas; y junto a amigos colegas (Alejo, Koki y Rodrigo) nos encontramos a la hora acordada para que no hayan contratiempos en el viaje.
Nos fuimos en el carro de koki, con una breve parada en una estación de servicio para comprar unas bebidas.
Llegamos sin problema a la hora programada, nos instalamos y distribuimos los roles, Patrick y Alejo estarían con la novia, Rodrigo y yo registrando momentos del novio e invitados.
Victoria y Jota son chilenos, pero han estado viviendo y trabajando en Lima, Perú durante bastante tiempo. Les encanta explorar las hermosas playas del norte del país, por lo que no es sorprendente que hayan elegido casarse en Máncora. Tanto amigos como familiares chilenos viajaron desde este vecino país para unirse a ellos en esta importante celebración.
La ceremonia fue frente al mar y el clima fue perfecto. Pudimos capturar cada detalle de la ceremonia, desde distintos ángulos.
Una vez ya casados, todos se trasladaron al lugar de la recepción. Había una barra libre y la gente se relajaba y disfrutaba de este clima playero.
El ambiente se alegró más incluso cuando llegó la banda de rock Exodo, que por cierto fue espectacular, tocaron durante más de una hora, mientras que la gente bailaba y cantaba alrededor de ellos. Jota se animó a coger la guitarra y cantar un par de canciones junto a sus amigos, con quienes en algún momento tuvieron también una banda de rock en Chile.
Luego, el DJ tomó el control y puso buena música para que todos se divirtieran hasta tarde.
Capturamos los momentos más divertidos, donde los nuevos esposos, amigos y familiares iban demostrando los pasos prohibidos en la pista de baile.
A medida que la noche avanzaba, la gente se relajaba cada vez más y el ambiente se volvía más festivo. Cargaron a los novios, hubo hora loca, hicieron el baile del limbo y volvieron por un momento a su niñez jugando a la silla musical.
Finalmente, era tiempo de retornar a Piura, nos hicimos el último selfie y emprendimos el viaje de vuelta. Sin duda terminamos súper cansados, pero contentos de capturar cada momento memorable de la noche.
Felicidades Victoria y Jota.
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